domingo, 19 de diciembre de 2010

Te echo de menos

Lo que menos me gusta de echar de menos a alguien es que funciona a racha, a días, por momentos, en lugares concretos, cuando menos te lo esperas. Llega sin avisar y se queda un tiempo indefinido. No puedes dejar de hacerlo, aunque lo intentes: escuece, duele, quema, pica, desgarra, rompe, congela, hiela, arde, arranca, hiere, desquebraja, te hunde, te asfixia, ¿he dicho qué duele? Duele y mucho. Te despiertas y no sabes qué va a pasar. Porque a veces, como dice Joaquín Sabina, hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos.
Echar de menos a alguien no se trata de cuánto tiempo ha pasado desde que lo viste o la cantidad de tiempo desde que hablaron. Se trata de ese momento cuando estás haciendo algo y deseando que esté ahí contigo.

1 comentario: